Sato Haruo (1892-1964), nacido en el seno de una familia de médicos en Shingu, prefectura de Wakayama, comenzó a destacar muy pronto como poeta. Tras graduarse de la escuela secundaria en 1910, se mudó a Tokio para estudiar en la Universidad de Keio, que abandonaría sin licenciarse. En 1914, se dio a conocer como escritor de prosa con «La casa del perro español», fábula innovadora que irrumpió como un soplo de aire fresco abriendo un nuevo espacio para la creación literaria: la exploración de la pura maravilla de la imaginación humana. Con este relato, Sato se convirtió en uno de los autores jóvenes más pujantes del momento, junto con Tanizaki y Akutagawa. Su fructífera producción literaria abarca tanto la narrativa como la poesía y se caracteriza por su delicado sentido de la maravilla y la ensoñación y por su refinada exploración de la melancolía. Tras la guerra, se volcó principalmente en la crítica literaria y en la biografía. En 1948, Satō se convirtió en miembro de la Academia Japonesa de las Artes y en 1960, recibió la Orden del Mérito Cultural. Como jurado del prestigioso premio Akutagawa, Sato continuó siendo una de las figuras más importantes del panorama literario japonés hasta su muerte en 1964.