Un alegato contundente y desgarrador contra el sinsentido de la guerra
Sakaguchi Ango sacudió los cimientos de la sociedad japonesa de posguerra con su escritura desafiante, iconoclasta y lúcidamente provocadora.
«Nadie como Ango ha sabido captar la magnitud de la devastación física y espiritual que supuso el bombardeo aliado de Tokio en 1945».
Donald Keene
Tokio, marzo de 1945. Enjambres furiosos de bombarderos vacían sus vientres plateados reduciendo la ciudad a un páramo de cenizas, mientras las vidas de sus habitantes prosiguen, contumaces y desgarradas, en su caótico devenir.
Hombres vacíos de esperanza que viven por inercia abrazados a la tragedia; mujeres cuyos cuerpos palpitan de deseo bajo el estruendo de las explosiones y el calor abrasador de las bombas incendiarias; viejos decrépitos ávidos de miseria que se recrean en la devastación y en los cadáveres calcinados. Y a miles de kilómetros, jóvenes soldados en la flor de la vida estallan como perlar al arrojarse en los brazos de la muerte.
Sakaguchi Ango, duodécimo de trece hermanos, nace el 20 de octubre de 1906 en el seno de una acomodada familia de Niigata. Su infancia triste y solitaria da paso a una adolescencia irreverente y rebelde. En 1922, tras agredir a uno de sus profesores, su padre lo envía a estudiar a Tokio. En la capital, Ango entra en contacto con la efervescente vida cultural y comienza a interesarse por la literatura. En 1925 consigue un puesto de profesor suplente en las afueras de la ciudad, pero pronto lo abandona para matricularse en la Universidad Tōyō en 1926, donde estudia Filosofía India. Empeñado en alcanzar la iluminación, Ango se impone una estricta rutina de estudio y meditación que finalmente lo conduce a un estado de agotamiento mental. Se recupera estudiando lenguas: sánscrito, pali, tibetano, francés y latín y se matricula en el Ateneo Francés de Tokio, donde destaca como excelente estudiante y consolida su pasión por la literatura. En 1928 comienza a publicar sus inconfundibles relatos: mezcla de elementos grotescos e irracionales con el terror y la caricatura. En 1932 conoce la escritora Yada Tsuseko, de quien se enamora platónicamente y con la cual vive una ambigua y tóxica relación que plasma en su primera gran obra, Fubuki monogatari (1938), una novela ambiciosa, oscura y compleja que no obtuvo el éxito esperado. Durante los años finales de la guerra, sus ensayos inconformistas y lúcidamente provocadores (Sobre la decadencia y Más sobre la decadencia), que cuestionan la tradición y el «espíritu» japonés, desatan una oleada de entusiasmo y lo sitúan entre los autores más representativos y originales de posguerra. Este éxito se extiende rápidamente a sus relatos y cuentos, caracterizados por una concepción pesimista y nihilista de la existencia. Abierta la puerta del éxito, Ango se obliga a escribir a un ritmo incesante: ensayos, novelas policíacas, relatos fantásticos e históricos. El abuso de los somníferos y el alcohol van mermando su salud, pero no su talento. Continúa escribiendo sin tregua hasta que, el 17 de febrero de 1955, muere a los cuarenta y nueve años víctima de un derrame cerebral.
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Páginas: 176
Dimensiones: 135 x 210 mm
Encuadernación rústica con sobrecubierta
32 páginas | PVP: 10,00€